Los hermosos vencidos
texto José Manuel Caturla
Eyeless In Gaza es un ejemplo paradigmático de banda independiente, pero surgida de una época -1980- en la que independencia no era sinónimo de autocomplacencia, de pose, sino el resultado de una perentoria necesidad de expresión, el producto de dos individualidades animadas por la idea de libertad heredada del punk.
En su nueva etapa, Hive Arc/Ambivalent Scale representa la materialización del viejo sueño de autosuficiencia de Martyn Bates y Peter Becker. Mitad estudio de grabación, mitad sello discográfico, y situado en Nuneaton, una pequeña localidad de las Midlands industriales inglesas, es el centro de operaciones desde el que este inquieto dúo de músicos pretende reavivar una carrera interrumpida súbitamente en 1987.
Sin miedo a saturar a sus seguidores (son casi media docena los discos editados en apenas año y medio), Martyn Bates se explica: “Es muy importante para mí permanecer libre de las trampas de las compañías de discos, de las ataduras de sus contratos y de las decisiones de sus anónimos burócratas. Al fin hemos llegado Peter y yo a un punto en el que tenemos nuestros propios estudios de grabación donde podemos grabar nuestra música cuándo y cómo queremos. Así que, afortunadamente, ya no tenemos que mendigar contratos en las grandes compañías”.
Martyn Bates es un tipo sencillo y apasionado, entregado a su trabajo, al que se aproxima con la minuciosidad propia de un artesano y la humildad de un hombre que se siente condenado al ostracismo (al menos en cuanto a la atención de la prensa) debido a un obstinado individualismo. Su excelente disposición para responder mi interminable cuestionario es una agradable sorpresa. La primera pregunta tiene que ver lógicamente con sus comienzos como músico: “Eyeless In Gaza fue mi primera banda. Antes intenté sacar a la luz otros proyectos, aunque en realidad nunca de una forma seria hasta EIG. No obstante, la casete ‘Dissonance’, con The Migraine Inducers (es presumible su reedición en CD por el sello italiano Musica Magnetica Maxima), puede entenderse como mi primer proyecto serio … al menos eso creo”. Esta cinta se editó a finales dei 79. Muy influenciado por el primer LP de Throbbing Gristle y por Cabaret Voltaire, poco tiene que ver con sus trabajos posteriores ya en el seno de EIG. Éstos fueron concebidos inicialmente como un trío, aunque el tercer miembro nunca apareció: “Conocí a Peter Becker en 1980, justo un par de meses antes de que decidiéramos trabajar juntos. Antes habíamos intentado sumarnos a The Brown Area [Bron Area], una banda local bastante convencional … era lo único que sucedía en mi soporífera ciudad”.
En cuanto al nombre de la banda, es un misterio hace tiempo resuelto para los conocedores de su trayectoria: “Simplemente estaba leyendo un libro de Aldous Huxley cuando conocí a Peter. Básicamente, el sentido de la novela tenía mucho que ver con el contenido lírico de las cosas que yo estaba escribiendo en ese momento … el espíritu de la frustración, pero con un atisbo de esperanza, de luz al final del túnel, ja, ja … . Además, pensé, por otro lado, que era un hermoso nombre, con todas esas ‘es’ y ‘eses’ y la ‘zeta’, ?sabes?, !queda tan bien sobre un pedazo de papel! Ja, ja”.
El entusiasmo de Martyn Bates por la literatura es palpable, llegando incluso a dedicar álbumes enteros a escritores como Samuel Beckett o James Joyce. Asimismo, cuida extremadamente las letras de las canciones (tarea de la que se ocupa en exclusiva dentro de EIG) y los habituales textos que aparecen en las fundas de los discos: “Las palabras son fantásticas, pueden funcionar como símbolos, pueden abrir nuevos significados. Amo las palabras, así como experimentar con ellas. Por otro lado, la voz humana, sin palabras, tiene tantas claves y misterios … . Es también muy importante para mí trabajar con voces sin palabras”.
En sus inicios, su estilo era esquemático, abrupto, dislocado, destinado a provocar ansiedad en el oyente. Para ello, además, cantaba como si la vida se le escapara, escupiendo las palabras, sin apenas vocalizar, desbocado, casi hiriente.
En cuanto a la experimentación vocal, el Tim Buckley de “Starsailor” es una inconfesada influencia. Un temprano ejemplo es el maravilloso maxisingle que se incluía en el segundo LP y que se tituló “The Eyes Of Beautiful Losers”, un monumento a la melancolía. Este disco contiene además una de las joyas del repertorio de EIG, “Still Air”, interpretada por un pletórico y desgarrado Bates.
Esta primera etapa está inevitablemente ligada a la vida del sello londinense Cherry Red, y en especial a su hombre clave por aquel entonces, Mike Alway. Después de autofinanciarse su primer single, el siguiente paso de EIG era abordar el LP de debut, encontrando en Cherry Red el hogar perfecto para desarrollar sin demasiadas interferencias su música fragmentaria y aislacionista. Martyn guarda un buen recuerdo de aquellos días: “Sobre todo los tres primeros años. Eran muy comprensivos. Allí se cocían un montón de ideas, de experimentación. Había un extraño matrimonio entre pop y avant-garde. Mike Alway fichó a EIG y se fue a finales de 1983, después de la época de ‘Pillows And Prayers’ (disco recopilatorio de lo mejor del sello). Se fue para formar Blanco y Negro con Geoff Travis, de Rough Trade, pero no le fue bien, aunque ésa es otra historia … . Cuando se marchó, la compañía se vino abajo. Como siempre sucede, y cualquier banda con un poco de longevidad te lo confirmaría, cuando una persona clave deja una compañía, de pronto todo empieza a funcionar mal, los problemas empiezan a surgir. Esto fue lo que le pasó a Cherry Red”.
En esta casa, EIG graban la parte fundamental de su carrera. Partiendo con la paranoia y las desapacibles visiones de “Photographs As Memorles” (80), siguiendo con los tonos grises y la inquietante ambientación de “Caught In Flux” (81), y con el trabajo que mejores recuerdos trae a Martyn Bates, “Drumming The Beating Heart” (82), LP que sin embargo siempre ha considerado como de transición, en el que empieza a fraguarse la apertura a terrenos más luminosos, aunque igual de melancólicos, tendencia que se consuma con “Rust Red September” (83) y con el postrero “Back From The Rains” (86), donde manufacturan un elaborado paisaje casi impresionista de folk eléctrico y con el que, un poco ingenuamente, pretenden llegar a un público más amplio y abandonar de una vez su poco rentable estatus de banda de culto: “Necesitábamos perentoriamente movemos en una dirección diferente, conseguir mayor reconocimiento. Lo que ocurrió fue que nos movimos en la dirección equivocada, y de hecho fue lo que motivó nuestra separación a principios de 1987. Forzamos las cosas demasiado, y EIG había sido siempre algo natural. No obstante, creo que uno debe seguir siempre a sus sentimientos … . Grabamos ‘demos’ para Elektra y otras compañías grandes. La mejor oferta que recibimos fue de Stiff Records, pero al final nunca llegaron a recibimos. El caso es que en aquelios momentos no podíamos editar ningún trabajo, y ese sentimiento de frustración fue otra de las claves que propiciaron el fin de EIG”.
Tras la ruptura, Peter Becker, después de unos escarceos con la banda In Embrace, abandona la actividad musical para dedicarse a trabajar como profesor de informática para desempleados. Mientras tanto, Martyn relanza su carrera en solitario, ya amagada en 1982 con el hoy inencontrable 10” “Letters Written”, una introspectiva colección de temas interpretados al órgano con una austeridad casi monacal. En la etapa que sigue a la separación de EIG encontramos a un hombre igualmente apasionado pero que abandona la experimentación (faceta dominada por Becker propiciada por su condición de ingeniero de sonido) para entregarse a terrenos más líricos. De su faceta como “trovador emocional”, desarrollada completamente en el sello Integrity, destaca especialmente “Letters To A Scattered Family” (89), donde, pertrechado con su por aquel entonces habitual guitarra de doce cuerdas, y en clave de folk eléctrico, desgrana historias de desamores, de relaciones abruptas y tempestuosas, de acritud y reproche. Cuando le pregunto por esta época, su respuesta es esquiva: “Es una etapa borrosa. No quiero decir que no me gusten esos discos. Estoy orgulloso de ellos. Lo que sucede es que me parecen tan lejanos en el tiempo … . Eyeless In Gaza es ahora mi pasión. Realmente me es imposible pensar ahora en esa época”.
La reforma de Eyeless In Gaza se gestó alrededor de 1989-90, días en los que Peter Becker propuso a Elizabeth S. (esposa de Martyn y vieja colaboradora de la banda) iniciar un trabajo en común, con ella en las funciones de vocalista: “Yo también me ví envuelto”, continúa Bates. “De ese proyecto surgió el LP “Fabulous Library” (93). Así que en principio fue una iniciativa de Peter, pero al entrar yo fue adquiriendo aromas de EIG, por lo que decidimos llamario así”.
Fruto del encierro en sus estudios Ambivalent Scale, tras una gira por Holanda, Bélgica y Alemania, es el estupendo CD “Saw You In Reminding Pictures” (94), trabajo que actualiza similares coordenadas a las contenidas en el extraviado “Pale Hands I Loved So Well”, disco que dedicaron enteramente al escritor irlandés Samuel Beckett en 1982 (es presumible su reedición en CD ROM el presente año). Sonidos poderosamente evocadores, realizados tras el prisma incierto de la improvisación, minimalismo poético y, de nuevo, la emoción fluyendo a borbotones de la garganta de Martyn Bates.
El último trabajo de Bates, esta vez con Becker sólo en las labores de producción, es “Mystery Seas (Letters Written # 2)” (95). En él revisita los elementos en mi opinión más fascinantes de su música, ya utilizados también en estado puro en “Letters Written”. A saber: la simplicidad de medios (voz, órgano) como vía hacia lo intenso, los pensamientos, obsesiones y secretos que resuenan en el interior y que pueden oprimir el corazón y levantar el espíritu a la vez.
Los proyectos inmediatos de Martyn Bates son para quitar el aliento. Además de un nuevo LP como Eyeless In Gaza que ya habrá sido publicado cuando vea la luz este artículo, y de otro trabajo con Becker, “pero esta vez usando pseudónimo, para evitar preconcepciones”, de piezas puramente instrumentales (es decir, sin la marca de la casa que son los registros vocales de Martyn) para el sello Musica Magnetica Maxima. Bates se encuentra enfrascado en la elaboración de un libro recopilatorio de todas sus letras que será publicado por Stride Publications, Devon, próximamente.
A lo anterior hay que añadir una nueva colaboración con M.J. Harris (de Scorn), continuación del CD “Murder Ballads (Drift)” (94), en clave de ambient gótico, con voces sampleadas, y esta vez sin las narraciones de Bates; así como también la segunda parte de “Chamber Music” (94), el disco de poemas de Joyce, para la casa belga Sub Rosa.
Y, finalmente, todavía le queda tiempo y fuerzas para abordar una obra maratoniana e inverosímil, una asignatura pendiente: la reedición en CD de los tres primeros LPs de Eyeless In Gaza: “Todavía ahora estoy luchando por conseguir que mis primeros álbumes se reediten. Algunos lo han sido, pero los discos clave todavía no lo han hecho en CD. Ésta es una infinita fuente de irritación para mí, te lo aseguro. La gente de Cherry Red ha adoptado una postura tozuda y no están dispuestos a reeditarlos. Así que Peter y yo hemos decidido regrabar todas esas canciones, hacer versiones más contemporáneas … bandas como Death In June lo han hecho, así que ?por qué no nosotros? Verían la luz a través de World Serpent (Londres). Son grandes canciones y sé que la gente quiere escucharlas. De verdad, no entiendo a Cherry Red”.
“Me gusta la actitud punk. Ésa fue la influencia original de Eyeless In Gaza. Aquélla fue una época excitante, y todavía lo es porque se puede percibir actualmente una corriente masiva, subterránea, de gente creando cosas interesantes, desde sus propias casas. Es la revolución de la tecnología, que permite a un montón de gente hacer sin trabas su propia música … hay muchos paralelismos con el punk. La palabra clave es autonomía”.
?Por qué hablar de Eyeless In Gaza en 1996? Contestar esta cuestión equivale a justificar lo inevitable, ejercicio inútil. Martyn Bates y Peter Becker son ahora más independientes que nunca, y nada les va a parar.